Tribuna-Lavandera-bol-abril-2025

En memoria de Iván Lavandera García

(Boletín SEBiot • Abril 2025)

Vicente Gotor-Fernández, responsable del Grupo de Química Bioorgánica y catedrático de Química Orgánica (Universidad de Oviedo), y Gonzalo de Gonzalo, profesor de Química Orgánica e investigador (Universidad de Sevilla)

Un gran investigador y mejor persona

El 13 de febrero de 2025 nos acostábamos con la peor noticia que uno podía recibir, que no era otra que la marcha tan temprana de nuestro querido Iván. Han sido más de 30 años trabajando juntos, inicialmente en los estudios de la Licenciatura de Química de la Universidad de Oviedo, donde Gonzalo e Iván se conocieron, para luego, en 1998, formar un trío con Vicente en esta misma universidad, donde los tres realizamos nuestros estudios de doctorado, en el Grupo de Química Bioorgánica, bajo la supervisión del profesor Vicente Miguel Gotor Santamaría, cada uno con una línea de investigación y con un segundo director de tesis distinto (Susana, Miguel y Rosario).

Ya desde sus inicios en el laboratorio, Iván dio muestras de su carácter generoso, siempre pendiente de ayudar con su consejo, y mostrando pasión por todo lo que hacía, que abarcaba desde la química sintética hasta la computacional tras una estancia predoctoral en la Universidad McGill (Montreal, Canadá) con el Prof. Romas Kazlauskas. Seguro que Iván mantendrá por décadas el récord de apariciones en los agradecimientos de las tesis doctorales emanadas del grupo, pues fuera cual fuera el doctorando, la temática o el idioma, allí dejaba su impronta con su consejo. Y es que siempre le sobraba tiempo para ayudar, y ahora, inesperadamente, ya no le queda.

Desde 2002, la vida nos fue llevando por distintos derroteros, hasta obtener los tres contratos Ramón y Cajal que nos permitieron estabilizarnos profesionalmente. Sin embargo, allá donde estuviéramos, siempre había tiempo en el período navideño para reunirnos junto a antiguos compañeros del grupo de investigación y amigos (Lorena y Jorge, Lucía y Toño, Laura y Pedro, Rosana y Elena). Ya nuestros peques se han hecho mayores, pero la impronta de Iván se dejaba notar, siempre generoso, porque nunca podían faltar sus conos o figuras con chuches, algunas de esas latas de Reyes Magos perdurando eternamente junto a los árboles navideños de nuestras casas. Esto nos muestra lo mayores que nos vamos haciendo, y con ello también nuestros hijos.

En 2005, Iván se incorporó al grupo del profesor Wolfgang Kroutil, de la Universidad de Graz (Austria). Al igual que en todos los sitios donde estuvo, dejó allí una huella imborrable, con numerosos amigos (Melanie, Bettina, Miguel, Yolanda…) que aún recuerdan su afable personalidad y su indudable valía científica. Iván cambió las lipasas y los nucleósidos por las alcohol deshidrogenasas y las clorhidrinas. Nada se le resistía, y prueba de ello es una trayectoria con más de 120 publicaciones y 10 tesis doctorales dirigidas. Más artículos aparecerán, aunque se necesitará tiempo, pero Laura, Lorena y Sara le echarán de menos, porque la valiosa supervisión de sus tesis sobre el desarrollo de cascadas metalo- y fotobiocatalíticas fue segada inesperadamente.

Iván, en la cena del congreso Biotec2023

Recordamos ahora nuestro encuentro en el el XVIII Congreso de la Sociedad Española de Biotecnología, celebrado en Madrid en julio de 2023, donde quien iba a decir que su luz se comenzaba a apagar y todos sin saberlo.

En los últimos años, Vicente e Iván fueron (co)investigadores principales de cuatro proyectos del plan nacional, participando, además, en otros de índole regional y europea, manteniendo así a Oviedo como uno de los referentes de la biocatálisis aplicada española. Siempre trabajando en silencio, pero sin pausa y con convencimiento, Iván estuvo muy involucrado en la organización de las II Jornadas Españolas de Biocatálisis, celebradas en junio de 2018 en Oviedo, evento que, tras su cuarta edición, celebrada en 2024, está plenamente instaurado en el calendario de SEBiot. Además, Iván participó activamente en las dos redes financiadas por el plan nacional que reúnen a grupos españoles punteros en el área de biocatálisis con el fin de poder hacer colaboraciones conjuntas.

Iván Lavandera y Gonzalo de Gonzalo

Iván era un investigador apasionado —porque disfrutaba de todo lo que experimentaba—, curioso —ya que siempre se preguntaba y cuestionaba todos los resultados obtenidos—, y paciente, porque sabía que, aunque hubiera momentos desagradables, la carrera investigadora es larga y que, con trabajo, todo llega (incluso lo bueno). Disfrutaba tanto de la lectura científica que supo contagiar esa pasión a todo el mundo, a través de la organización de seminarios de bibliografía donde trataba muy diversos temas, de los que sabía o por los que mostraba interés por aprender. Con los años esta actividad evoluciono al “beer club” de los viernes tarde, donde nunca faltaban ni las risas ni la presencia de Iván. Era un trabajador infatigable, que no escatimaba esfuerzos, con largas jornadas en la Facultad de Química, solo interrumpidas por algún café rápido con sus compañeros, porque era generoso, y siempre sacaba tiempo para que ningún artículo ni ninguna tesis se quedará atrás.

Iván Lavandera con Vicente Gotor

Tampoco hay que olvidar su labor docente, desarrollada en muy diversas licenciaturas y grados de la Universidad de Oviedo. Iván no solo era un gran orador, sino que, de nuevo, era un docente generoso. Así que daba igual que los plazos de matrícula se alargaran hasta noviembre, porque allí estaba Iván para salir al rescate de los nuevos estudiantes de primero y darles horas extras sin pedir nada a cambio, solo preocupado de que todos sus alumnos tuvieran las mismas opciones y posibilidades.

Iván era una persona que hacía equipo. Allá donde iba, siempre aportaba para sumar y conseguir un ambiente de trabajo positivo. No perdía la calma, y con su saber basado en toda la ciencia que leía, siempre aportaba alguna solución.

Desinteresado, el grupo era lo más importante, y actuaba en consecuencia. Se echa de menos su cercanía y sus frases cariñosas: “¿Qué tal vida?”, “Vaya por Dios neno…” Su pérdida ha sido un terrible golpe, no solamente para su familia, sino para todas las personas que le habíamos conocido y tratado. Iván deja un extraordinario legado científico, pero aún más hondo en lo personal, porque de tal palo tal astilla, y los valores de una familia tan ejemplar como la de sus padres, José Armando y María Teresa, además de su hermana Lorena, no son una casualidad. Le echamos de menos, es un recuerdo melancólico que esconde la felicidad de haber pasado juntos tantos buenos momentos, que ojalá nos iluminen a todos para amar la vida y la ciencia como Iván lo hacía. DEP amigo Iván.