Mujeres en biotecnología
Esta semana hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero) y en breve estaremos frente al simbólico #8M, Día Internacional de la Mujer. Dos conmemoraciones entre las que es necesario poner en valor las valiosas aportaciones de las mujeres a la biotecnología, no siempre reconocidas y difundidas adecuadamente.
Uno de los casos más conocidos es el de Rosalind Franklin (1920-1958), química y cristalógrafa, cuyo trabajo fue esencial para descubrir y describir la estructura de doble hélice del ADN —un avance por el que su colegas masculinos Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins compartieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1962—, pero cuya contribución no fue reconocida hasta más de 50 años después.
Franklin es una de las 28 destacadas biotecnólogas cuyas contribuciones se recogen en página The role of women in biotechnology publicada en la website de la organización británica WhatIsBiotechnology.org (WiB). En esta página se recogen también las contribuciones de otras científicas ya desaparecidas —como la italiana Rita Levi-Montalcini (1909 – 2012), cuya investigación ayudó a descubrir los mecanismos químicos que el cuerpo utiliza para el crecimiento celular y la formación de los nervios, o la viróloga británica June Almeida (1930 – 2007), a quien la pandemia de COVID-19 sacó del olvido, por haber registrado la primera visualización de un coronavirus—, pero también se ponen en valor los trabajos de investigadoras en activo, como la bioquímica norteamericana Jennifer Doudna, que en 2020 compartió el Premio Novel de Química con la microbióloga y bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier por sus contribuciones al desarrollo de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9.
Por su parte, el Smithsonian Science Education Center, de Washington (EEUU) publicó en 2022 el libro Stories of Women in STEM: Biotechnology, en el que recoge la experiencia de siete científicas —entre ellas Doudna— y las barreras que superaron y los apoyos que encontraron para desarrollar su carrera. El libro, concebido para ofrecer referentes a las mujeres jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia, se puede descargar en inglés y español.
No disponemos de un repositorio similar que recoja las contribuciones científicas de investigadoras españolas que han ayudado al desarrollo de la biotecnología en nuestro país, como la bioquímica Margarita Salas, a quien se debe, entre otros, el descubrimiento de la ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29, que tiene una aplicación crucial en biotecnología: permite amplificar el ADN de manera sencilla, rápida y fiable, por lo que se usa en medicina forense, en oncología y en arqueología, entre otras áreas. A pesar de su valiosas contribuciones, Salas tardó mucho tiempo en ser reconocida como un referente en investigación.
Para contribuir al reconocimiento de las investigadoras de nuestro país, la Unidad de Mujeres y Ciencia de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en colaboración con la FECYT, mantienen la web Científicas e innovadoras, que en el área temática de Ciencias de la vida recoge los perfiles de 110 investigadoras (de las 428 con que cuenta el repositorio). Todas las investigadores incluidas en esta base de datos cuentan con reconocidos premios nacionales o internacionales o son titulares de una ayuda a la investigación del prestigioso European Research Council (ERC).
Más allá de los repositorios, pueden encontrarse algunas publicaciones que analizan las dificultades y retos que enfrentan las mujeres a la hora de desarrollar una carrera científica en biotecnología, pero también cómo la diversidad aporta puntos de vista y enfoques diferenciales que enriquecen la investigación. Algunas de estas publicaciones tienen ya unos años, como Women in Biotechnology (2008), que recoge las conclusiones del congreso WONBIT, promovido por Naciones Unidas en 2007, para tratar temas como la participación de las mujeres en procesos de decisión o la perspectiva de género en las aplicaciones de la biotecnología en ámbitos como la salud o el medio ambiente. A pesar de los años transcurridos, muchas de sus reflexiones siguen siendo vigentes, como ponen en evidencia otras publicaciones más recientes, como el capítulo «Research Collaborations for Enhanced Performance and Visibility of Women Scientists», publicado en el libro Science by Women (10-12-2021), o “’Am I Doing Enough?’: Exploring How Neoliberal Discourses Inform Women Doctoral Students’ Experiences in Biology», incluido en el libro Innovative Higher Education (24-9-2024).
También se ha hablado mucho del rol de las mujeres en la industria biotecnológica. No hay que olvidar, en este sentido, que según la última encuesta sobre el uso de la biotecnología en España realizada por el INE (2022), las mujeres representan el 58% de las personas (EJC) que se dedican actividades de I+D en biotecnología en España, pero, en contraste, el Informe AseBio de ese mismo año calculaba que solo el 28,4% de los equipos directivos de las biotech españolas son mujeres. Este mismo mes de febrero, un medio de comunicación especializado norteamericano publicaba el artículo Women Leaders Decline in Biotech’s Era of ‘Proven Leadership’ (BioSpace, 5-2-2025), en el que llamaba la atención sobre la significativa reducción del número de mujeres al frente de las compañías biotech en fases de consolidación y denunciaba que su presencia en los equipos directivos descendió del 20,1% en 2022 al 18,3% en 2023. Para muchos analistas, en la industria se valora más el haber ocupado otros cargos directivos previamente a las capacidades de gestión y la trayectoria científica, lo que, viniendo de una situación de claro desequilibrio, acaba perjudicando a las mujeres, perpetuando los «sesgos inconscientes».
En SEBiot seguimos trabajando para corregir esos sesgos en la investigación y la industria biotecnolgógicas.